1.
Todo niño, sin distinción de
raza, idioma o religión, tiene derecho a escuchar los más hermosos cuentos de
la tradición oral de los pueblos, especialmente aquellos que estimulen su imaginación
y su capacidad analítica.
2.
Todo niño tiene derecho a exigir
a sus padres que les cuenten cuantos a cualquier hora del día. Aquellos padres
que sean sorprendidos negándose a contar un cuento a un niño, no solo incurren
en un grave delito de omisión culposa sino que están auto condenando a que su
hijo jamás les vuelva a pedir un cuento.
3.
Todo niño que por alguna u otra
razón no tiene quien le cuente cuentos, tiene absoluto derecho a pedirle al
adulto de su preferencia que se los cuente, siempre y cuando éste demuestre que
lo hace con amor y ternura, que es como se cuentan los cuentos.
4.
Todo niño tiene derecho a
escuchar cuentos sentados en las rodillas de sus abuelos. Aquellos niños que
tengan vivos a sus cuatro abuelos podrán cederlos a otros niños que por
diversas razones no tengan abuelos que les cuenten. Del mismo modo, aquellos
abuelos que carezcan de nietos están en libertad de acudir a escuelas, parques
y otros lugares de concentración infantil en donde con entera libertad podrán
contar cuantos cuentos quieran.
5.
Todo niño eta en derecho a saber
quiénes fueron José Martí, Hans Christian Andersen, Rafael Ponbo y Jairo Anibal
Niño. Las personas adultas están en la obligación de poner al alcance de los
niños todos los libros, cuantos y poesías de estos y otros autores que
escribieron para ellos.
6.
Todo niño goza a plenitud del
derecho a conocer las fábulas, mitos y leyendas de la tradición oral de su
país. En el caso de los niños latinoamericanos, estos tienen perfecto derecho a
interesarse de nuestros relatos indígenas y cuentos costumbristas, así como
toda aquella literatura oral creada por el pueblo.
7.
El niño tiene derecho a inventar
y contar sus propios cuentos así como modificar los ya existentes creando su
propia versión. En aquellos casos de niños muy influenciados por la televisión,
sus padres están en la obligación de descontaminarlos conduciéndolos por los
caminos de la imaginación de la mano de un buen libro de cuentos infantiles.
8.
El niño tiene derecho a exigir
cuanto nuevos. Los adultos están en la obligación de nutrirse permanentemente
de nuevos e imaginativos relatos, propios o no, con o sin reyes, largos o
cortos; lo único obligatorio es que estos sean hermosos e interesantes.
9.
El niño siempre tiene derecho a
pedir otro cuanto y a pedir que le cuenten un millón de veces el mismo cuento.
10.
Todo niño, por último, tiene
derecho a crecer acompañado de las aventuras del tío conejo, de reyes ,
príncipes , princesas, brujas y dragones, de
aquel caballo que era bien bonito, del Colorin Colorado y del inmortal
“Había una vez…”, palabra mágica que abre las puertas de la imaginación en la
ruta hacia los sueños más hermosos de la niñez.
DECRÉTESE
Y PUBLÍQUESE
(En
Caracas, el primer día del mes de Julio de 1984)
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