De todas las expresiones y manifestaciones
humanas, son las artes las que realmente
nos diferencian del reino animal, además de ser la mejor forma de ex
teorización del alma.
La parte hermosa y positiva de la historia de
la humanidad ha sido “escrita” por los artistas, en lienzos, bloques de mármol,
monumentos arquitectónicos, partituras, poemas y en dramas, tragedias y
comedias. La más profunda diferencia cultural que existe entre los pueblos se
manifiesta en su folklor que no es otra
cosa que las expresiones artísticas de estos.
El
teatro de títeres tan antiguo como la humanidad es de las artes la más
universal, ya que se nutre de las otras artes, pues se requiere de diseñar,
modelar, pintar, escribir y dramatizar para tener como resultado final un
títere que actúa.
Además de esto, el títere a lo largo de la
historia ha sido una herramienta no solo recreadora sino también educadora e
influenciadora para el pueblo, pues con ellos se han llevado a cabo desde
campañas de salud hasta invitaciones para hacer parte de una resistencia contra
un estado invasor, como lo fue el de los nazis en Checoslovaquia; esto se
posibilitó debido a que el títere tiene
la capacidad de influenciar en el pensamiento del ser humano, ya que ellos son la abstracción de nosotros mismos. De
igual manera estos tienen un efecto en los niños, pero de una manera mayor.
El títere tiene un efecto positivo en los
niños sin importan su condición por varias razones: principalmente porque este
es pequeño, pero también porque es una
réplica divertida del cuerpo humano y tiene la capacidad de romper la barrera
adulta, haciendo que el niño le crea más al muñeco que al mismo adulto,
logrando así entablar un dialogo sano y
sin prejuicios, en los que el niño permite que el títere le enseñe y le sugiera
cambios de parámetros de comportamientos.
En el
proceso de formación, el niño necesita de diferentes medios expresivos, donde
cabe el teatro de títeres y otras formas artísticas, dado que están abren las
puertas para comprender el mundo, para
conocerse así mismo, para exteriorizar los sentimientos, emociones, pensamientos e ideas frente al mundo real y fantástico;
pues esto no sólo contribuye con el fortalecimiento de la confianza sino que le
permite procesos cognitivos, sociales, emocionales y espirituales, que de
diferentes maneras posibilitan la catarsis para mejorar y fortalecer su
condición amínica y estética.
Los cuentos de hadas, los mitos y leyendas son
maravillosas historias que guardan en sus contenidos enseñanzas importantes que
aportan para el desarrollo interno y la orientación ética y estética de sus
vidas. De aquí parte la importancia de que el niño debe conocer, disfrutar,
imaginar y vivir estos cuentos.
El títere alimentado con esta clase de
cuentos, es un complemento perfecto para la recreación vivencial de los niños,
pues esto se debe a que son dos formas de arte
afines con objetivos similares y juntos tienen un efecto mayor y sano
sobre los pensamientos y comportamientos en los niños, permitiéndoles
recrearse, comunicarse, aprender y tomar decisiones.
La experiencia de jugar a ser titiritero es
para los niños de los más enriquecedores aprendizajes, ya que confronta el
hecho de la realización o construcción del muñeco; la escritura o invención del
cuento; la elaboración del guion; la construcción de la escenografía y el
retablo; improvisación y actuación, y la
puesta en escena con su representación final.
Después de la elaboración de todos estos
elementos, el niño debe hacer la confrontación con el público; en el momento
que se va a llevar a cabo la representación, el niño juega el papel de
cuentero, dialogante o actor, que lo hace naturalmente a través del títere que
a la vez lo ínsita y lo lleva a una desinhibición activa, debido a que el
títere permite una interacción inmediata con el público.
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